Las
sociedades siempre han sido heterogéneas, Sin embargo, esta heterogeneidad se ha visto acrecentada con la "globalización", un término que engloba grandes cambios a nivel mundial, y que ha dado lugar a enormes procesos migratorios en estas últimas décadas. Estas migraciones recientes han tenido motivaciones diversas pero han estado relacionadas en sus causas: el interés de las clases dominantes del mundo occidental de disponer de mano de obra barata; los grandes desplazamientos de poblaciones que huyen de situaciones de guerra, de masacres, del hambre y de la pobreza originadas por el cambio climático o por la actuación de los diversos imperialismos sobre territorios colonizados en busca del control de las riquezas y los recursos naturales. Esta situación ha configurado en la actualidad, tanto en el País Valencià como en otros territorios y pueblos, sociedades "multiculturales".
Con el término multicultural se hace referencia a sociedades en donde grupos diversos viven dentro de los límites de sus propias culturas. Culturas entendidas como marcos de referencia simbólicos diferenciados. Culturas que el estado tolera para evitar y gestionar el conflicto en la medida de lo posible, pero de las cuales se sirve para mantener la lacra de las desigualdades entre clases, de la discriminación entre culturas y pueblos, así como del estigma hacia las personas consideradas "diferentes" y sin poder. Para
Catherine Walsh (1)
las características que definen la
multiculturalidad son 6 (2):
-
1) tener un origen conceptual en los países occidentales;
-
2) adquirir un carácter descriptivo que destaca la presencia de diferentes culturas;
-
3) evitar las relaciones entre las múltiples culturas presentes en un territorio;
-
4) fundamentarse en la estructura y principios del Estado liberal;
-
5) centrarse en la tolerancia del otro, pero como una forma de evitar los conflictos,
-
6) ocultar las desigualdades sociales y mantener intactas las estructuras e instituciones de la sociedad.
Frente
a esta visión surge la Interculturalidad, término que expresa un
deseo de interacción
dinámica entre las culturas que comparten un espacio, mediante el
dialogo, el respeto, la reciprocidad y la interdependencia, se podría
definir no como la coexistencia, sino como la convivencia de varias
culturas en situación de igualdad. Como ha expresado Catherine
Walsh, la
interculturalidad no
sólo
debe
ser
cuestión de “llevarse bien” y convivir, sino que también debe
de cuestionar
la lógica del capitalismo y apuntar
hacia otra sociedad, transformar
radicalmente las estructuras institucionales y las relaciones
sociales, pues se trata, en
definitiva de
un proyecto político, ético y epistémico que no llega desde los
Estados ni desde la academia,
sino
que parte de abajo, de la gente común (3).
Es
lo que denomina
interculturalidad crítica. No se trata de un problema de diversidad o diferencia, sino de un " problema estructural-colonial-racial". Es decir del reconocimento de que "la diferencia se construye dentro de una estructura y matriz colonial de poder racializado y jerarquizado". En el caso del País Valencià, con los blancos, ricos, católicos y castellanoparlantes en la cima del dominio estructural, y el resto ocupando los peldaños inferiores. Desde este punto de vista "la
interculturalidad se entiende como una herramienta, como un proceso y
proyecto que se construye desde la gente -y como demanda de la
subalternidad-, en contraste a la funcional, que se ejerce desde
arriba. Apuntala y requiere la transformación de las estructuras,
instituciones y relaciones sociales, y la construcción de
condiciones de estar, ser, pensar, conocer, aprender, sentir y vivir
distintas.” (4)
Enfrentarse
a este reto, en una sociedad europea y desde la cotidianidad de
nuestras vidas, es lo que plantea el libro de Fernando Plaza
“Comunicación, cuidado y vida en la diversidad, una propuesta de
formación intercultural”. Libro
que presentamos el próximo 1 de junio junto a las compañeras de la
Marea blanca y que queremos que nos sirva de excusa para hablar de que sociedad queremos.
Dice
Fernando en su libro que “tenemos que aprender a
reducir el poder que tiene nuestra visión etnocentrista del mundo para
descubrir otros mundos que en muchas situaciones comprobamos que no
son tan diferentes como nosotros suponíamos, hacer un ejercicio de
<apertura cultural> para conseguir valorar al otro como
individuo y miembro de un particular grupo”.
(1)
Catherine
Walsh Catherine Walsh es profesora principal y directora del
doctorado en Estudios Culturales Latinoamericanos de la Universidad
Andina Simón Bolívar, sede Ecuador, donde también dirige el Taller
Intercultural y el Fondo Documental Afro Andino. Tiene una
trayectoria larga de acompañamiento a los procesos de los
movimientos indígenas y afrodescendientes en América Latina y la
región andina. Su trabajo está principalmente enfocado en el
proyecto político, epistémico y ético de la interculturalidad
crítica y en asuntos de la de-colonialidad.
(2)
https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-22012013000200020
(4)
Interculturalidad crítica
y educación intercultural. Catherine Walsh (Adjuntamos el PDF)