Y llegó el día 15, la prensa convocada, las autoridades informadas y la peña a la expectativa de lo que íbamos a hacer ¿lograríamos acampar? ¿conseguiríamos abrir el debate que deseábamos? Todo era una incógnita que en algunos aspectos quedó despejada ese día. El 15 de mayo, la plaza de la Muntanyeta y la palabra acampada eran tabú, eran incompatibles. La siguiente entrada es la crónica de ese día realizada por Javi un compañero de Toma la Plaza (15M) que estuvo allí. Los enlaces nos llevan a la repercusión mediática que alcanzó la jornada. Un abrazo. La redacción.
El día 15 de Mayo se
cumplían dos años del nacimiento de este movimiento. En Alicante se
celebró el Domingo anterior, y para la fecha señalada se reservaba
otra importante acción, “La Acampada por la Dignidad”, que
reivindica la Renta Básica para los desempleados.
Al margen de los
objetivos de dicha “acampada”, lo sucedido ha sido lo siguiente.
Describir la situación
vivida en la Plaza de la Montañeta estos dos días requiere de una
primera explicación de cómo estaban distribuidas las fuerzas, por
un lado de los “manifestantes” y por el otro de los agentes de
policía.
Lo ocurrido ha sido un
pulso, y esta vez hay que reconocer que nos hemos visto en la
tesitura de tener que ceder temporalmente. De todos modos esto
empieza de nuevo el día 27.
Bien, lo primero es
explicar la distribución. Al llegar a la plaza a las 11:15 h. veo
que el despliegue policial es asombroso, y totalmente
desproporcionado. Hay 8 patrullas en total, 5 de la nacional y 3 de
la local. Los agentes, con los cascos colgados del cinturón, rodean
la plaza colocados cada pocos metros unos de otros, e impiden el paso
a todo aquel que porte algo mayor que un bolso normal.
Dentro de la plaza hay 8
personas pertenecientes a las plataformas convocantes, todos ellos
van con lo puesto, sin mochilas ni pancartas, ya que la policía ha
dejado claro que no se puede entrar en la plaza con nada que llame a
la concentración o sea susceptible de ser usado para acampar. Todos
estos objetos están a tan solo 6 metros de distancia, apilados al
otro lado de uno de los pasos de peatones que hay en la plaza, y
guardado por otros 3 o 4 compañeros.
También hay un pequeño
grupo de prensa reunido y esperando a ver qué pasa.
Yo entro en la plaza con
una pequeña mochila, al verla dos agentes se me acercan y me piden
la documentación, así como que les muestre el contenido de la
mochila (en ese momento un libro y una camiseta del 15M). Siendo sólo
eso, me dejan que la tenga conmigo. Sin embargo las mochilas de
tamaño normal se tienen que quedar fuera, lleven lo que lleven, las
neveras portátiles o los carros de la compra se tienen que desviar y
seguir su camino esquivando la plaza.
Esta situación nos
parece tan aberrante, que comentando con la prensa las razones de la
acampada y la situación actual, un compañero hace el experimento de
salir de la plaza y volver a entrar con una mochila para que la
prensa lo pueda recoger. En efecto, la policía lo para y le prohíbe
la entrada con el bulto. Todo queda grabado.
Entre las 11:40 y las
11:50 h. se habla con la prensa y se hacen las primeras
declaraciones.
A las 11:55 h. se
despliegan dos pancartas que un compañero ha conseguido meter en la
plaza sin que le vean.
A las 12:00 h. tras las
declaraciones y algunas fotos, la prensa se marcha, no sin antes
dejarnos teléfonos de contacto “por si pasa algo”.
En algún momento que
desconozco, pero entre las 12:00 y las 12:45 h. la policía informa a
uno de nuestros compañeros que la “acampada” es ilegal, así
como la concentración (que es lo que realmente habíamos notificado
y pretendimos hacer), y que por lo tanto no podemos estar más de 19
personas en la plaza. También informa de que “tiene ordenes de
sancionar y no dejar pasar nada susceptible de ser usado para
acampar”. Dada esta situación se realiza una pequeña asamblea y
se decide que durante el día y hasta que se solucione el tema de
“los permisos” en la plaza no se queden más de 19 personas.
Decidido esto, los agentes dejan de rodear la plaza, y pasan a
simplemente estar en las entradas de la misma en grupos de 4 o más.
Poco
después nos enteramos de por qué se nos ha denegado el uso de la
plaza para la concentración. Al parecer es porque en la notificación
con carácter de urgencia entregada el día anterior se especificaba
las 11:00 h. como hora de comienzo, y ésta fue presentada o
tramitada a las 12:15 h., por lo que no se ha respetado el plazo
mínimo de 24 h. establecido por ley.
Ante
esta situación se realiza una nueva notificación con carácter de
urgencia para el día siguiente, y se decide pasar el día, y la
noche, siendo siempre un grupo de como mucho 19 personas.
Yo
tengo que dejar la plaza para trabajar desde las 16:00 hasta las
20:00 h. Al irme la policía permanece en su posición.
Al
volver está lloviendo, y refugiados bajo los arcos de la entrada de
Hacienda, hay un grupo de unas 35-40 personas, realizando reuniones y
hablando sobre el cómo se va a afrontar tanto la acción en general,
como la propia noche ante la amenaza de lluvia. La presencia policial
se ha suavizado y se encuentran en grupos de 3 o 4, en los aledaños
de la misma. Quedan unas 4 patrullas. En algunos momentos vienen más,
en otros se van y dejan solo 3, pero la presencia policial es
constante y siempre se interpone algún agente entre las mochilas y
la propia plaza.
Cuando
deja de llover, sobre las 20:30 h. vamos retornando poco a poco a la
plaza, se acaba la reunión y mucha gente se marcha. Se ha decidido
permanecer por la noche, y acogernos a nuestro derecho de pernoctar
en la calle bajo las tipificaciones legales. Se ha consultado sobre
la normativa y la legislación con varios abogados, y todos coinciden
en que tenemos derecho a hacerlo, eso sí, sin que sea una acampada
(sin tiendas de dormir). Ante esto la policía tiene una visión muy
distinta. Ha sido muy tajante al respecto. Tienen ordenes de
sancionar a quien intente acampar en la plaza. Según ellos, y en
virtud de alguna ley, tienen derecho también a decidir qué es lo
que se puede o no hacer en un lugar ante una situación excepcional,
y esta, por el día y el lugar, lo es. Reconocen que podemos dormir
en la calle si queremos, que no hay ningún problema con ello siempre
que no seamos más de 19, pero que fuera de la plaza. Esa noche la
plaza está en una especie de “estado de excepción” (estás
palabras no son las usadas directamente por lo agentes, pero cuando
un compañero lo comenta dan a entender que es así, aunque “ellos
no han dicho eso”). En definitiva, nadie que permanezca en la plaza
puede tener sacos, mantas, cojines, almohadas, lonas para evitar
mojarse, esterillas, ni nada parecido. Tampoco pueden tumbarse en el
suelo ni dormir, aún estando sentados en un banco y sin comodidad
alguna.
Sobre
las 22:30 h se habla un poco más con la prensa presente en la plaza
y cenamos. Alguien ha traído coca de atún, tortilla de patatas,
ensalada y algo de fruta. Poco después se marcha la prensa y
quedamos un grupo de 18 personas, tan solo 8 con pretensiones de
dormir allí.
Poco
después se acerca de nuevo un grupo de agentes a nosotros (unos 10)
y el que está al mando, nos recuerda de forma firme que no está
permitido nada de lo que estamos haciendo y que por lo tanto es
ilegal. Nos dice que no podemos estar en la plaza, y ya con un tono
más conciliador nos invita a que nos vayamos a casa y volvamos el
día siguiente a las 8. Le contestamos que no es esa la idea y un
compañero comenta de broma que está muy lejos de su casa. El agente
nos ofrece llevarnos a casa, y así dejar el lugar vacío (quiero
destacar aquí que opino que era una oferta real. Los agentes
insistieron al menos 4 veces en llevarnos ellos mismos a casa y que
así dejáramos la plaza).
En
algún momento cerca de las 23:50 se nos acerca un agente y nos
repite que todo es ilegal, y que tiene ordenes de que “la plaza se
quede limpia”, y que como eso no puede ser, pues que al menos
saquemos las cosas que se han metido y que están prohibidas (una
nevera con dos botellas de agua de litro y medio y 4 mochilas de
compañeros que acababan de llegar). También nos comenta que durante
el día han sido muy comprensivos con nosotros y nos han ayudado en
todo en vez de estar a malas o sancionarnos como podían haber hecho.
Aún así, nos vuelven a pedir la documentación.
Poco después unos
compañeros y yo decidimos marcharnos. Uno se acerca al montón de
mochilas para recoger la suya y un agente le dice que deje eso donde
está. Ante la insistencia del chico, el agente le pregunta “Qué
va a hacer con ello”, “A dónde va”, “Dónde vive”, “Cómo
va a ir hasta su casa”, “Dónde tiene el coche” y finalmente
decide “escoltarlo” hasta el vehículo.
Nos marchamos y por lo
que cuentan los compañeros que han pasado la noche allí, lo sucedió
ha sido lo siguiente.
La policía se metió en
los coches. Estaban vigilando, han salido 4 veces a lo largo de la
noche, cada vez con peor actitud y carácter, a advertir sobre su
comportamiento a nuestros compañeros, por cosas como que en un
momento dado y para sentarse en el suelo mojado sobre las 02:00 h.,
uno de ellos colocara un cacho de lona en el suelo junto a un banco
(tuvo que quitarlo). O que a las 04:00 h. otro compañero se cubriera
los hombros con una tela. En este momento además, ha bajado de la
furgoneta con malas maneras el agente al mando y ha dicho que le
habían llamado diciendo que había gente tapada en la plaza, y que
como alguien más infringiera lo acordado, cogían a las personas
convocantes, y las sancionaban con un mínimo de 6.001 € por
cabeza, por la concentración ilegal de la mañana, y los 42
identificados que había.
No ha habido más
incidentes hasta las 08:00 h.
Día 2.
La mañana pasa entre
ojeras y comentarios, esperando hasta que se recibe la contestación
a la notificación de concentración que se presentó el día
anterior. En esta ocasión nos la deniegan porque a su parecer las
razones expuestas para justificar el carácter de urgencia no son
válidas. De modo que seguimos en la misma situación de
“ilegalidad”. Ante esta situación, y vista la presión que
durante todo el día y noche anteriores ejerció la policía,
impidiendo que en la plaza se junten más de 19 personas bajo amenaza
de sanción (reiterada a lo largo de la mañana) y que esto dificulta
la realización de las charlas, asambleas y talleres planeados, se
decide volver a notificar la concentración, en esta ocasión sin
carácter de urgencia, a partir del día 27 de Mayo.
Según la legislación, y
teniendo en cuenta los objetivos, no habría razones para que se nos
denegara, de modo que en pos de poder realizar las actividades
planeadas, se ha pospuesto la Acampada hasta el día 27 de Mayo.
Aquí han intervenido
varios factores, que a mi parecer son importantes. El primero de
ellos es que la Plaza de la Montañeta es, junto con el día 15 de
Mayo un símbolo, y que si los poderes fácticos tenían miedo de que
volviéramos a tomar las calles como lo hiciéramos dos años atrás.
Cabe decir aquí, que esa no ha sido en ningún momento la intención
esta acampada.
Por otra parte cabe
aclarar que la decisión de irse se ha tomado sobretodo ante la
imposibilidad de llevar a cabo las acciones que se consideran
fundamentales para el buen funcionamiento de esta “Acampada por la
Dignidad”. No se puede hablar de soluciones en grupos de menos de
20 personas.
También, y muy
importante es ver hasta que punto ha llegado la represión. Se nos
niega sin buenas razones, más que de naturaleza política, el
derecho de reunión y manifestación, pero no sólo eso, sino que el
propio día 15 en la plaza de la Montañeta se nos ha impedido
incluso el mostrar cartulinas en las que pusiera un “Sí se puede”,
es decir, hemos llegado incluso a tocar el derecho de expresión.
Lo vivido estos dos días
ha sido para mi una muestra clara de lo que está sucediendo. Una
demostración de fuerza por parte del estado, que no duda en recortar
los derechos de los ciudadanos si a ellos les viene bien. Han
pisoteado derechos tan básicos, nos han amenazado de manera tácita
y explícita con tanta insistencia y descaro, han dejado tan claro
que les da igual lo que pidamos, y la forma que tengamos de hacerlo,
que no puedo por menos que pensar que esto ha dado un vuelco, y que
de ahora en adelante las cosas van a ser cada vez más duras y
peores. Este fin de semana tendremos confirmación o no de lo que
digo aquí. Esperemos que no, pero de momento, y por lo que me
consta, no soy el único que teme que de ahora en adelante, tendremos
que andarnos con pies de plomo.